La detención ayer de la profesora Elba Esther Gordillo, como parte de una orden de aprehensión por manejo de recursos de procedencia ilícita, hace ver que la administración de Enrique Peña Nieto no cejará en su objetivo de transformar el país.
En pleno proceso electoral diferentes voces, ya sea del ámbito empresarial, intelectual y académico, hicieron ver que era fundamental desterrar lastres que mantienen atado el crecimiento del país. Señaladamente se habló de los famosos poderes fácticos.
El de ayer contra Gordillo es una señal para los sindicatos que se oponen a las reformas estructurales que ya son impostergables. El golpe se da tras aprobarse la reforma educativa. Muchos creen que quien tendría que poner sus barbas a remojar es Carlos Romero Deschamps.
Independientemente de la opulencia con que vive el líder del sindicato petrolero, ahí está la reforma energética prevista para enviarse en el segundo semestre del año, iniciativa que empieza a desdoblarse con la apertura a la inversión privada de Pemex, que dirige Emilio Lozoya.
En esa tesitura hay que ubicar también los fuertes jaloneos que se dan a la luz de la reforma en Telecomunicaciones, que va a implicar el desmembramiento de dos de los principales operadores de estos servicios: Telmex-Telcel en telefonía y Televisa en televisión.
La iniciativa que se discute en el seno del Consejo Rector del Pacto por México va a fondo contra los monopolios. En el caso del primero, de Carlos Slim, por controlar 80% del negocio telefónico. En el del segundo, de Emilio Azcárraga, por detentar 70% del rubro de la televisión.
El proyecto considera la desconcentración de esos respectivos negocios, lo que supone obligar tanto a Slim como a Azcárraga a desprenderse de buena parte de esos activos para permitir la entrada de nuevos operadores que ofrezcan servicios más baratos y competitivos.
En el caso de Telcel, que capitanea Daniel Hajj, particularmente se habla de que tendrían que escindirse para dispersar por lo menos 40% del mercado que controla. Esos activos serían vendidos a nuevos participantes que han enfrentado barreras de entrada a este negocio.
En el caso de Televisa tendría que suceder algo similar: cuando menos dos canales nacionales podrían desprenderse del grupo para que los adquirieran terceros interesados en ingresar al negocio de la televisión abierta. El consorcio posee el 2, 4, 5 y 9.
Los cambios a la Ley Federal de Telecomunicaciones se han venido retrasando por la presión que existe. No obstante, podrían ahora sí entrar mañana mismo o a más tardar la siguiente semana. Así que habrá que estar muy pendientes porque pudieran representar otro golpe