Históricamente el 10 de marzo me va bien.
Recuerdo aquel 10 de marzo de 1986, ultimo en Rioverde, fiesta de cumpleaños, empiezan a llegar los invitados, como es de esperarse, la mayoría niños y niñas.
Casi sin excepción iban y me buscaban, me daban abrazo y regalo, como normalmente sucede en esos casos. Hasta aquí, dirás, ¿pues que tiene de raro?, resulta que la fiesta si es para festejar un aniversario por años de nacimiento de un hijo de mis papás…pero ese no soy yo: sino mi hermano!!.
Incluso las tías, al arribar entraban con dos presentes, uno para el en ese entonces casi recién nacido…y un juguete grande para el hermano no oficialmente festejado…o sea yo.
Pues así ocurrió en ese año…y en el primero que vivimos en Valles, y en el seguro, y en el tercero…
Todavía hace no mucho llegaron unos familiares, a felicitarme, y darme el regalo, claro que ya Oscar estaba grande, era obvio la fiesta no era para mí, pero el presente, digamos…no era para un niño de su edad…y pues ni hablar, tuve que quedarme con el.
Lo que si se volvió tradición es que con el tiempo ya llegaban mejor con dos regalos, uno para cada quien…y así no habìa perdedores, todo lo contrario, de todas todas ganaba.
Muchas veces el error también se basaba en que no sabían bien quien se llamaba como, así que llevaban cosas para uno…que no le quedaban sino al otro…y como que esperar el tiempo en que pudiera usarlos…pues no era una opción.
Aunque hubo una que se sacó un 10, en los primeros festejos, llegó con dos bolsas: una contenía canicas, y se la dio al menor de la familia; la otra estaba repleta de lo que llamamos "yucos"(ignoro si así se escribe), unas canicotas blancas, y esa se la entregó al hermano mayor: un servidor. Lo interesante era que el cumpleañero no podía ni caminar en esas épocas, así que por seguridad mis padres tuvieron a bien…cederme ambas bolsas.
Escribo esto por que como verás ya viene el 10 de marzo, el cumpleaños de mi hermano se avecina…y el momento para que vayan preparando mi regalo.
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