Natasha Harris, neozelandesa, había perdido todos sus dientes cuando murió a causa de una arritmia cardiaca siendo madre de 8 hijos y después de padecer una especie de síndrome de abstinencia a causa de la adicción que le causó Beber de 6 a 8 litros de Coca-cola a diario, lo que se traduce en el doble de la cantidad de cafeína que, según los expertos, puede consumir un ser humano.
Médicos determinaron que el alto consumo de la bebida fue un factor determinante en su muerte ocasionada por un infarto al corazón que fue producto de la arritmia cardiaca que padecía.
La empresa de bebidas azucaradas más grande y poderosa del mundo se deslinda de toda responsabilidad en el asunto argumentando que no se puede comprobar que la gaseosa haya contribuido al deceso.
Harris había reportado que padecía naúsea, vómito y taquicardia días antes de su fallecimientos, lo que se traduce en signos de un claro síndrome de abstinencia posterior a una adicción severa a la soda.
Uno de los hijos de Natasha nació, sin esmalte en su dentadura y es probable que se deba al alto consumo de azúcar de su madre durante muchos años.
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